La lactancia materna es el método óptimo de nutrición del recién nacido, puesto que aporta nutrientes de alta calidad y fácil absorción y digestión, además de proteger el sistema digestivo del lactante, y favorecer que esté menos expuesto a enfermedades e infecciones.
Junto a esto, tiene también beneficios psicosociales, puesto que permite la creación de un vínculo entre la madre y el bebé.
Para favorecer dicho vínculo, se recomienda que ambos permanezcan «piel con piel» durante las tomas, ya que ambas temperaturas se regulan, y genera un estado de calma y sosiego en el bebé.
Se recomienda la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses de edad del recién nacido si es posible, sino se debe intentar combinar, para que pueda seguir beneficiándose de las propiedades de la leche materna.
Cada toma es un momento de contacto e intimidad entre la madre y el bebé, por lo que se debe hacer en un lugar tranquilo y sin ruidos, con la temperatura y luminosidad adecuadas, y en el que ambos estén cómodos y puedan disfrutar de la experiencia sin distracciones.