Lactancia artificial

Si no es posible la administración de lactancia materna, o se decide por diversos motivos personales no hacerlo, se elige la lactancia artificial, que es la llevada a cabo mediante leche heteróloga.

Para la preparación del biberón debemos realizar un lavado de manos previo. Además, hay que saber que existen diferentes tipos de tetinas, por lo que es necesario seleccionar la más apropiada, que permita un goteo continuo pero no excesivo para evitar atragantamientos.

En cuanto al agua, se hierve previamente, y cuando esté templada se introduce en el biberón, y posteriormente se añade el polvo, según la concentración que indique cada solución. Se agita la mezcla para evitar los grumos y que se diluya correctamente.

Antes de su administración, se ha de comprobar la temperatura de la leche vertiendo unas gotas sobre la zona interior de la muñeca, se considera adecuada una temperatura de 37-40 grados centígrados.

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La administración puede ser a demanda, o cada 3 o 4 horas. La cantidad a administrar es de 75 ml/kg/día el primer día, se van añadiendo 10 ml/kg/día hasta el dia 7, a partir del cual son 150 ml/kg/día.

Para dar el biberón, se debe colocar en la inclinación adecuada para que la tetina siempre esté llena; hay que dejar descansar al bebé para que pueda expulsar el aire; no se le debe forzar, y es importante evitar que se duerma durante la toma.

Como en la lactancia materna, la toma es un momento de compartir ese rato con nuestro peque, es importante  una buena posición de ambos, y estar cómodos. En una zona con una iluminación y temperatura adecuadas, y en donde poder estar relajados para disfrutar.

Lactancia materna

La lactancia materna es el método óptimo de nutrición del recién nacido, puesto que aporta nutrientes de alta calidad y fácil absorción y digestión, además de proteger el sistema digestivo del lactante, y favorecer que esté menos expuesto a enfermedades e infecciones.

Junto a esto, tiene también beneficios psicosociales, puesto que permite la creación de un vínculo entre la madre y el bebé.

Para favorecer dicho vínculo, se recomienda que ambos permanezcan «piel con piel» durante las tomas, ya que ambas temperaturas se regulan, y genera un estado de calma y sosiego en el bebé.

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Se recomienda la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses de edad del recién nacido si es posible, sino se debe intentar combinar, para que pueda seguir beneficiándose de las propiedades de la leche materna.

Cada toma es un momento de contacto e intimidad entre la madre y el bebé, por lo que se debe hacer en un lugar tranquilo y sin ruidos, con la temperatura y luminosidad adecuadas, y en el que ambos estén cómodos y puedan disfrutar de la experiencia sin distracciones.

Asesoramiento a los padres con el recién nacido

Como medidas generales a saber para un buen cuidado del recién nacido:

La información es conveniente tenerla de manera oral, y también por escrito para cuando en momentos de más nerviosismo la memoria pueda fallarnos.

En cuanto a la habitación, que duerma en la cuna, la cual ha de tener una distancia entre los barrotes menor de 9 cm, la posición del bebé ha de ser decúbito supino (boca arriba). La ropa preferiblemente de algodón, y lavada sin lejía.

Con respecto a la alimentación, el biberón no muy caliente, a 37 grados es lo ideal. El control del peso será semanal, y hay que tener en cuenta que en los primeros días puede perder hasta un 10% de peso.

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Refiriéndonos a la higiene y técnica del baño, la temperatura del agua debe estar entre 36 y 40 grados, se mete a la bañera y no se deja nunca solo, cogerlo de la nuca e inclinarlo un poquito con los dedos. Al salir, secar y realizar cuidados del ombligo pautados por el pediatra. El área del pañal tiene que estar seca, puesto que puede aparecer eritema (tratar con aceite de oliva o cremas que lleven corticoides), hongos o infecciones bacterianas.

Es necesario reconocer y valorar: ictericia (suele ser normal al principio), estornudos, hipo, regurgitación, deposiciones tras cada ingesta, cólicos (muy frecuentes y desaparecen con la edad)…

Por último, no administrar medicamentos sin indicación y no fumar para no poner en peligro la salud del bebé. Su bienestar será nuestra prioridad a partir de ahora.

Molestias habituales del embarazo

Durante el embarazo son comunes las molestias y el malestar a lo largo del día. Las molestias más frecuentes suelen ser:

Náuseas y vómitos matutinos por acción de la progesterona, los cuales se producen generalmente a partir de las 14 semanas.

Además, suelen aparecer trastornos digestivos como estreñimiento, comer poco pero más veces, pirosis (acidez, sensación de dolor o quemazón), reflujo esofágico…

Junto a las alteraciones digestivas, suelen aparecer las molestias urinarias, puesto que la vejiga está comprimida por el feto, lo que produce que orine continuamente, que se produzca leucorrea (mayor flujo vaginal), que existan más molestias, y aumente el riesgo de infecciones puesto que se pierde la acidez.

En cuanto al sistema cardiovascular, aumento de la frecuencia cardiaca,así como aumento de la presión del torrente sanguíneo que favorece la aparición de hemorroides y varices. Con relación a la respiración, se produce taquipnea, que es un aumento de la frecuencia respiratoria por la compresión que el feto realiza sobre el diafragma.

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Con respecto al sistema óseo-esquelético, se producen lumbalgias y ciatalgias por compresión de terminaciones nerviosas. Sufre una relajación en todos los músculos y sobre todo en las articulaciones (más posibilidades de sufrir una caída, esguince…). Aumenta el campo de apoyo, pueden aparecer hiperlordosis y laxitud articular, así como problemas dentales por la descalcificación.

Por último, en relación con la afectación de la piel, se produce aumento de mamas 2 – 4 veces su tamaño, la areola se va pigmentando y el pezón está más sensible, estrías en abdomen a nivel de la piel, aparición de la línea alba (línea de melanina más oscura que va desde ombligo hasta pubis), prurito, así como es posible que se dé el cloasma gravídico (“máscara del embarazo”), que consiste en depósitos de melanina que aparecen en la cara, sobre todo en mejillas y frente.

Las molestias a lo largo del embarazo son frecuentes, hay que realizar todas las medidas necesarias para intentar evitarlas, o si es inevitable que aparezcan, que supongan la menor alteración posible en el día a día.