En relación con una alimentación saludable, hay que tener en cuenta una serie de aspectos implicados en ella. Estos aspectos hay que tenerlos todavía más en cuenta cuando nos referimos a la alimentación en la infancia.
Lo primero mencionable son los buenos hábitos por parte de cada uno, y el saber transmitírselo a nuestros hijos. Estos consisten en cinco comidas diarias, con un horario lo más planificado posible, y en cada una de ellas que estén incluidos distintos grupos alimenticios.
Además, hay que disfrutar los momentos de reunirnos a la mesa con ellos, hablar de lo que han hecho o van a hacer ese día, como están, como va el colegio, los amigos, lo que les preocupa…es un momento de compartir, de escuchar y de prestarles atención.
En cuanto a las porciones, deben ser pequeñas pero acordes a la edad de cada niño, conforme mayor edad se van aumentando paulatinamente, y hay que tener presente que si se quedan con hambre ellos mismos pedirán más.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que para la introducción de alimentos nuevos, las porciones deben ser más pequeñas de lo normal. Se tiene que ser consciente de que es una situación estresante para él, debido a que nunca lo ha comido y no sabe si le va a gustar, e incluso hay alimentos que a la vista les pueden provocar rechazo. Por ello, hay que darle un margen de tiempo para que se anime a probar lo que tiene delante, y que es novedad para él.
Uno de los momentos del día fundamentales es el desayuno, por ello, pese a que por la mañana todos tendemos a “correr” e ir con prisas, hay que tomarse un momento para empezar el día con un desayuno completo y variado, dárselo igual a nuestros hijos y transmitirles la importancia de empezar la mañana comiendo saludable y equilibrado, para tener la energía suficiente para afrontar los retos de cada día.
Como datos más técnicos, decir que la distribución de las calorías en las diferentes comidas son: 25% en el desayuno, 35% en el almuerzo y la comida, 15% en la merienda, y 25% en la cena. Además, para que sea considerada una dieta, se deben dividir en un 15% de proteínas, un 35% de grasas, y un 60% de hidratos de carbono aproximadamente.
Ejemplo de menú diario equilibrado:
· Desayuno: Leche con cacao. Elegir entre: Galletas o pan tostado con aceite o mermelada. Zumo de naranja natural recién exprimido.
· Almuerzo: elegir entre: yogur y/o Fruta o pan con embutido.
· Comida: 1er plato (a elegir entre: arroz/legumbres/pastas/verduras-hortalizas con patata); 2º plato (a elegir entre: carne/pescados/huevos); Postre (fruta, y si se desea, como complemento leche). Bebida (agua). Pan (una ración acorde a la edad).
· Merienda: elegir entre: yogur y/o Fruta o pan con embutido.
· Cena: a elegir entre: Sopa/Puré/Tortilla francesa. Fruta.
A esto se le debería unir animar a nuestros hijos a hacer deporte y familiarizarles con él, e incluso practicarlo con ellos. Todo ello con el objetivo de que los niños estén sanos, en normopeso, y con una alimentación equilibrada.
Como conclusión final, decir que hay que concienciarse de que tanto nuestra alimentación, como la de nuestros hijos debe ser saludable y equilibrada, y junto con ello, es importante la práctica de algún deporte para mantenernos y mantenerlos sanos.